miércoles, 2 de diciembre de 2009

Intermón Oxfam

NOTA DE PRENSA

2 de diciembre de 2009

Contratos justos, transparencia y buen gobierno, soluciones a la ‘maldición de los recursos’

·Intermón Oxfam cree que leyes que obliguen a las empresas extractivas a publicar lo que ganan y pagan país por país acabarán con esta ‘maldición’
·Millones de personas viven en la pobreza en países muy ricos en recursos naturales, pero no se benefician de ellos

Siete de las diez mayores empresas del mundo son petroleras y de las 50 más rentables del planeta, 18 son extractivas. Sin embargo, 3.500 millones de personas (el 60% de la población mundial) que viven en países ricos en recursos naturales muy raramente se benefician de ellos. Es lo que se conoce como ‘maldición de los recursos’ o la ‘paradoja de riqueza’

“Si los países ricos en recursos naturales recibieran la mitad de los ingresos derivados de la extracción de petróleo y minerales de su subsuelo, países como Angola, Chad o Nigeria podrían multiplicar por 10 el gasto en educación y sanidad”, afirma Isabel Tamarit, responsable de relaciones institucionales de Intermón Oxfam. Esta es una de las conclusiones del informe “Contra la Maldición de los recursos naturales” presentado hoy por Intermón Oxfam.

El informe destaca la necesidad de transparencia a lo largo de toda la ‘cadena’ extractiva, desde la licencia y concesión de contratos, los pagos que las compañías hacen a los gobiernos, el manejo de los ingresos públicos derivados de la actividad extractiva, hasta el reparto de las partidas de gasto público a nivel nacional y sub-nacional. La participación de la sociedad civil en el proceso de control de los presupuestos es la única forma de asegurar un buen uso de los recursos.

El informe recomienda que se impongan medidas legales de cumplimiento obligatorio para las compañías que coticen en los mercados de valores y que desglosen país por país sus ingresos y gastos. “La crisis económica ha puesto en evidencia la necesidad de una mayor transparencia y responsabilidad por parte de todas las corporaciones multinacionales”, afirma Tamarit. “La ‘maldición de los recursos’ puede revertirse, pero para ello se necesitan luz y taquígrafos”.

Para Intermón Oxfam, 2010 es un año clave para avanzar en la transparencia de las empresas trasnacionales en general, y de las extractivas en particular, puesto que en ese año Europa revisará la Directiva de Transparencia. Así mismo, a nivel internacional se están revisando las normas contables que se aplican a este tipo de industrias. La obligatoriedad de informar sobre los ingresos y pagos que las trasnacionales realizan en los países productores permitirá reducir la corrupción así como prácticas de ilícitas de evasión fiscal.

“Se estima que un 50% del comercio mundial pasa a través de los paraísos fiscales y que anualmente los países en desarrollo pierden entre 850.000 millones y un billón de dólares por este concepto, alrededor del 60% se debe a transnacionales que evaden beneficios con el fin de evitar pagar impuestos”, añade Tamarit.

Ejemplos y casos

Perforar o no perforar
Un modelo de producción basado principalmente en industrias extractivas puede erosionar un desarrollo pro-pobre, inclusivo y sostenible desde el punto de vista social y medioambiental. Por este motivo, los gobiernos de los países donde recientemente se han descubierto recursos naturales deben evaluar minuciosamente las distintas opciones y tener en cuenta posibles alternativas a una economía altamente dependiente de las industrias extractivas, promoviendo un debate a nivel nacional entre todos los actores que pudieran verse afectados. La actividad extractiva solo debe emprenderse con el consentimiento previo, libre e informado de las comunidades indígenas, que son los que más sufren el impacto negativo de la extracción de recursos.

Ecuador se ha mostrado dispuesto a no explotar un bloque petrolero de enorme riqueza de la Reserva de la Biosfera del Yasuní –un 25% de las reservas petroleras del pequeño país andino- si recibe el apoyo de la cooperación internacional en compensación por esa renuncia que implica menores ingresos, por una parte, pero también que no se emitirán a la atmósfera 410 millones de toneladas métricas de gases contaminantes. Esa iniciativa ya ha recibido apoyos de Alemania, Francia o España y será presentada formalmente en la Cumbre de Cambio Climático de Copenhague.

No todo lo que reluce es oro
La negociación de contratos injustos sirve para explicar porqué el gobierno de Zambia recibió tan sólo 6,1 millones de dólares (el 0,61% de una renta total de 1.000 millones de dólares) de Konkola Copper Mines por la explotación de cobre en el período 2006-2007. En ese mismo año Zambia tuvo el índice de desarrollo humano mas bajo de mundo, con el 68% de su población viviendo con menos de 1 dólar al día y una expectativa de vida de 37 años. Intentando revertir la situación, en 2008 el gobierno de Zambia introdujo una reforma impositiva para incrementar los ingresos extractivos, pero tan sólo nueve meses más tarde tuvo que dar marcha atrás en las reformas debido a las presiones de las compañías mineras en un contexto de crisis económica.

Contratos justos
Cambiando las condiciones contractuales, Bolivia incrementó los ingresos por petróleo y gas desde los 448 millones de dólares en 2004 a los 1.531 millones en 2006, gracias a la redistribución de beneficios aprobada en el congreso en 2005. Sin embargo todavía está pendiente orientar este beneficio a un mayor gasto social.

Indonesia y Noruega constituyen dos buenos ejemplos de países con elevadas rentas por la extracción de recursos naturales donde el gasto público ha sido alineado de manera coherente con Objetivos de Desarrollo a largo plazo.

Una industria no pro-pobre
Las industrias del petróleo, el gas y la minería no son pro-pobres, puesto que emplean muy pocos trabajadores no cualificados y los cualificados habitualmente provienen de fuera del país productor.

En Argelia, el sector de hidrocarburos representa el 46% del Producto Interior Bruto del País, pero solo emplea al 2% de su fuerza de trabajo total, un patrón que se repite en muchos otros países.

La necesidad de diversificar
La excesiva dependencia de algunos países de las industrias extractivas, incluso cuando existe una buena gestión a nivel macro, puede servir para erosionar un desarrollo pro-pobre e inclusivo, estable y sostenible

Indonesia, al igual que Nigeria, recibió grandes beneficios del petróleo desde finales de la década de los 60 hasta finales de la década de los 70, y ambos países malgastaron muchos de esos beneficios en clientelismo e inversiones públicas equivocadas. La diferencia principal entre ambos países, sin embargo, fue el mayor compromiso del gobierno de Indonesia por desarrollar el sector no petrolífero, especialmente mediante la promoción de las exportaciones manufacturadas y el apoyo al desarrollo agrícola.75 La economía de Indonesia se diversificó en la primera década del gobierno de ‘nuevo orden’ de Suharto, y siguió diversificándose tras el boom petrolífero de la década de los 70 y también cuando acabó el auge del mismo en la década de los 80.

Indonesia y Nigeria produjeron en promedio la misma cantidad de petróleo durante la década de los 80 (alrededor de un 7 por ciento de la producción total de los países de la OPEP). Sin embargo la estructura exportadora de ambos países fue totalmente distinta. Indonesia pasó de exportar el 1,2 por ciento de productos manufacturados a exportar el 54,4 por ciento en el año 1999 (esta última cifra casi doblaba la exportación de petróleo). Nigeria en cambio mantuvo su dependencia del petróleo crudo. En el año 1999 las exportaciones de este producto representaron el 41 por ciento de sus exportaciones totales

El éxito del sector de la manufactura en Indonesia se forjó mediante décadas de crecimiento continuado, alimentado por un entorno fiscal, monetario, de tipos de
cambio y de políticas comerciales estables. Pero más importante aún fue el hecho de que el apoyo de Indonesia al sector agrícola incluyó inversiones públicas significativas y la adopción de tecnologías de la llamada “revolución verde”. Puesto que la mayor parte de las personas pobres de Indonesia dependen de la agricultura para su subsistencia, el apoyo a la agricultura fue una estrategia pro-pobre enormemente eficaz. Desde 1962 hasta 1984, el valor real añadido por trabajador del sector agrario se incrementó en más de un 65 por ciento en Indonesia; en Nigeria cayó en un 15% aproximadamente. Entre 1974 y 1979 el gobierno de Indonesia ahorró aproximadamente un tercio de las rentas del petróleo. De los ingresos inyectados en la economía, alrededor de la cuarta parte se orientaron a la infraestructura, en especial en las zonas rurales, y un tercio se dedicó a estimular la manufactura.

La necesidad de transparencia y de vigilancia de la sociedad civil
En Nigeria, una auditoria independiente sobre la gestión del sector en el período 1999-2004 realizada por el Hart Group identificó un desfase entre los niveles de reservas del país, el volumen de crudo exportado y la cantidad extraída en los pozos. “Sabemos cuánto vende la industria, pero no sabemos cuánto produce […] existe un agujero negro entre los pozos de petróleo y las terminales petrolíferas”, declaraba recientemente un portavoz del sector. El gobierno de Nigeria, cuyo presupuesto público depende en más de un 80 por ciento de los ingresos del petróleo, es incapaz de determinar el nivel de explotación de petróleo en su propio país.

La organización no gubernamental Human Rights Watch calcula que entre 1997 y 2002 “desaparecieron” de las arcas del gobierno angoleño más de 4.000 millones de dólares de los ingresos estatales del petróleo, cantidad prácticamente equivalente al gasto público total en servicios sociales durante el mismo período

Natural resources and conflicts
En la década entre 1984 y 1994, el porcentaje de gasto militar anual de los países miembros de la OPEP como proporción del total de gasto del gobierno central fue tres veces mayor que en los países desarrollados, y entre dos y diez veces mayor que en países en desarrollo sin petróleo. La lucha por obtener el control de los depósitos de diamantes se consideran el mayor motivo del inicio, mantenimiento y prolongación de los disturbios civiles en Angola, Sierra Leona, Liberia y la República Democrática del Congo. Entre 2001 y 2005 estos países, a excepción de Liberia, asignaron al gasto militar entre 1 y 2,5 veces más recursos que al presupuesto de la salud.

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